San Román de Moroso es una ermita de pequeño tamaño pero de bastante altura y sólidos muros de sillería, con nave rectangular y ábside cuadrado.

Construida probablemente en el siglo X, la primera referencia sobre este edificio data del año 1119, y se recoge en un documento que alude a la donación del monasterio de San Román de Moroso a la abadía de Santo Domingo de Silos, por parte de la reina Doña Urraca.

 

Se trata de una sólida construcción construido con sillares de gran tamaño y regularidad, especialmente en los esquinales.

La espadaña es de construcción posterior.

La nave posee una portada principal de entrada orientada hacia el norte, algo poco habitual,  y tiene cubierta de madera, mientras que el ábside está rematado con bóveda de cañón. La entrada tiene bien conservado el arco de herradura, faltándole las columnas y capiteles; un fuste de columna se descubre en el interior de la nave y un capitel cilíndrico decorado con palmetas encuadradas en arcos de herradura invertidos.

El arco triunfal, al que también faltan las columnas, es de herradura con cimacios escalonados.

Posee tres ventanas, dos estrechas y abocinadas hacia el interior (en el muro sur de la nave y del ábside) y la tercera, en el centro del ábside, está esculpida en un bloque en forma de “ojo de herradura” y enmarcada por una cruz patada.

Sosteniendo la cornisa del tejado se asientan varios modillones característicos del estilo mozárabe, con decoración de flores de cuatro, seis y ocho pétalos, esvásticas y círculos entre otros motivos.

Muy cerca, en un campo situado al norte del templo se encontró una necrópolis en la que apareció un número significativo de tumbas de lajas y sarcófagos, pero sin duda,  el hallazgo más relevante fue el de un fragmento de una jarra litúrgica visigótica.